
A veces nos estancamos en “tiene que ser así” y “porque te lo digo yo” y no conseguimos ver más allá. Entramos en una espiral de pensamientos, creencias y hábitos que nos conducen una y otra vez hacia las mismas sinsalidas.
A veces nuestro “yo adulto/a” nos ciega y nos impide ver las necesidades reales de nuestros hijos e hijas.
Pararnos y preguntarnos:
- ¿Desde dónde actuamos con nuestros hijos e hijas?
- ¿Qué es lo que nos mueve en nuestra forma de criar y educar?
Nos ayuda a serenarnos y a tomar consciencia para mejorar nuestra relación con ellos/as.
Sólo cuando cambiamos de enfoque, nos despojamos de las vendas que nos impiden ver, dejamos de movernos en círculos viciosos y avanzamos. Sólo cuando cambiamos de enfoque, conectamos con nuestros hijos e hijas. Sólo cuando cambiamos de enfoque, liberamos nuestra mirada y empezamos a educar de verdad.
Y a ti, ¿te gustaría cambiar de mirada?
Conecta contigo. Conecta con tu hijo/a. Educa con tacto. Te acompaño en el camino.