
Desaprender para aprender.
Aprender para comprender.
Comprender para acompañar.
Acompañar para guiar y orientar.
La educación de nuestros hijos e hijas empieza por nuestra propia reeducación.
Se trata de reeducar nuestra mirada hacia la infancia y la adolescencia.
Y, ¿por dónde empezamos?
Pues, por el principio, por reconstruir los cimientos. Para ello te recomiendo que empieces reflexionando sobre las siguientes preguntas:
- ¿Qué es para ti ser niño/a y adolescente?
- ¿Qué es la educación?
- ¿Cuál consideras que es tu papel en ella?
¿Empezamos? 🙂