
No es lo mismo hablar que dialogar. ¿Te habías parado a pensar sobre ello alguna vez?
HABLAR significa articular sonidos y palabras para expresar o comunicar ideas, pensamientos, etc. . Se refiere al acto de una sola persona. No requiere necesariamente de un interlocutor. ¿Cuántas/os de nosotros/as hablamos solos para aclarar lo que tenemos en la cabeza?
Tener en cuenta al otro marca la diferencia entre hablar y dialogar.
DIALOGAR hace referencia al intercambio de palabras con otra persona y, por tanto, implica una interacción, alternando turnos de palabras. Se trata de mantener una conversación, de comunicarse con el/la otro/a. Y una buena comunicación necesita que pongamos en práctica:
LA ESCUCHA ACTIVA. Es la capacidad de escuchar lo que la otra persona nos dice con sus palabras. Y también lo que nos transmite con su lenguaje no verbal. Fijarnos así en:
- Su mirada
- Sus gestos
- Sus sentimientos
Escuchar para comprender
Para comunicarnos desde nosotros/as teniendo en cuenta al otro. Conocer sus creencias y circunstancias personales (no todos los días tenemos un buen día):
- Sin interrupciones
- Sin juicios
La escucha activa es la llave para una comunicación eficaz y respetuosa.
Hoy te invito a ponerla en práctica en tu día a día: con los colegas del trabajo, cuando te cruces con la vecina, con tu pareja, con tus hijos/as. Sobre todo con los más pequeños: pues no siempre pueden expresar con palabras aquello que quieren o necesitan. Aprendiendo a escucharles de verdad, podremos conectar con ellos para ayudarles a poner palabras a lo que nos quieren decir (es decir, enseñándoles a hablar) y así guiarles con tacto hacia una forma de comunicar asertiva y no violenta.