La tortuga que quería dormir… y no podía

Hoy vengo a recomendaros un cuento para acompañar el momento de ir a dormir de vuestros peques. Se trata de:

«La tortuga que quería dormir»

“Había una vez una tortuga que tenía tanto sueño que iba a dormir todo el invierno.” Así empieza Roberto Aliaga, biólogo y escritor, este cuento para introducirnos en la importancia de respetar el sueño. La tortuga estaba lista para su hibernación anual: lo tenía todo preparado para su largo sueño de invierno: “se había cepillado los dientes, se había puesto el camisón y había mullido la almohada”. Sin embargo, cada vez que se acostaba en la cama, alguien llamaba a la puerta. “¿Quién será a estas horas?”

Las buenas amistades

Sobresaltada y confusa, la tortuga se levantaba y se preparaba para salir a recibir el invitado inesperado. Pues, como nos recuerda, “a la calle no se sale en camisón”. Así, se lavaba la cara y pulía su caparazón antes de abrir la puerta. La primera vez se encontró una manta morada, regalo de su amiga totovía; la segunda, un pastel de pera, regalo de su amiga marmota; la tercera, un gorro de lana, regalo de su amiga araña. Luego, la tortuga volvía a prepararse para ir a dormir: se cepillaba los dientes, se vestía el camisón y mullía la almohada. Y así cada vez que llamaban a la puerta. Incluyendo, claro está, los obsequios que iba recibiendo: se arropaba con la manta, comía su pastel y se ponía el gorro de lana. Pero, aunque muy agradecida y muy halagada por tan bonitos detalles que sus amistades le hacían de cara a su hibernación, la tortuga terminaba más cansada y con más sueño.

El mejor regalo

Y cuando por fin parecía que tenía todo lo necesario para entregarse a un sueño largo y profundo, volvieron a llamar a la puerta. La tortuga de nuevo se levantó, se lavó la cara y pulió su caparazón. Aún más cansada, con mucho sueño y algo irritada. Esta vez era su amigo, el león. Triste y preocupado, le pedía consejo sobre qué regalo le podía hacer: pues no tenía dinero para comprar, tampoco podía tejer ni cocinar. Y tras un rato de pensarlo, la tortuga le respondió que el mejor regalo era “un silencio largo”.  

La importancia del sueño reparador

De esta forma divertida y entretenida, el escritor nos viene a hablar de la importancia de cuidar el sueño reparador como el mejor remedio para vencer el cansancio y renovar las buenas energías. Estando a la escucha de las señales de nuestro cuerpo (como bostezar), sin sobresaltos (como las llamadas a la puerta a deshoras de la noche), ni “regalos” innecesarios que se convierten en estímulos externos que nos impiden descansar. Pues, por muy bonitos que puedan ser, no son lo que necesitamos para dormir. Lo qué sí nos ayudará es salvaguardar un ambiente de silencio que favorezca un sueño largo y profundo. Respetando con ello nuestro cuerpo y nuestras fuerzas.

El cuento como parte de la rutina del sueño

El autor nos insta así a cuidar una higiene del sueño que nos invite a la calma. Nos recuerda los hábitos a mantener antes de irnos a la cama, como lavarse los dientes y ponerse el pijama. Y leer un cuento (como el que tenemos entre manos) como una actividad relajante que nos ayude a bajar el ritmo del día antes de dormir. De este modo, el cuento se presenta como una herramienta que mamás y papás podemos utilizar para ayudar a nuestros peques a conciliar el sueño, disfrutando en familia de un momento tranquilo de lectura.

Concluyendo

Se trata de un cuento ideal para acompañar a nuestros peques (3-6años) en el momento de dormir. La historia nos ayuda a construir junto a ellos hábitos saludables antes de ir a la cama, favoreciendo la rutina del sueño. Se pueden identificar con la protagonista del cuento para ir detectando qué ocurre cuando tenemos mucho sueño. El ritmo pausado y las ilustraciones suaves acompañan la historia y las rimas, las formas repetitivas y acumulativas les suele gustar mucho. Además, cabe destacar también el detalle del reloj que marca la hora en cada episodio orientándonos sutilmente a conocer la hora de ir a dormir y a no saltarnos esa “hora tope” para que podamos descansar. Con todo, es un cuento muy entrañable que os recomiendo para afrontar de forma más agradable la hora de dormir que muchas veces el momento de más conflicto entre grandes y peques. Lo podéis encontrar aquí.

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